Las Palmas de Gran Canaria, 16 ago (Efe). El Porteño, bote de vela latina canaria, fue el vencedor del Desafío de Vela Autóctona Lanzarote-Gran Canaria al imponerse al barquillo Isla de La Graciosa en la regata disputada hoy en la bahía de esta capital, organizada por la Orden de Cachorro de Gran Canaria.
Salió primero el bote patroneado por Óliver Bravo de Laguna, y pronto enfiló su camino hacia la primera baliza en la zona de Cardoso, mientras que el Isla de La Graciosa, con Gerardo Toledo a la caña, fue cayendo hacia tierra y entró en una zona de calma que le dejó casi sin opciones, ya que debió virar en dos ocasiones. Con esa clara ventaja, el bote de El Refugio fue manteniendo su privilegiada posición, que reforzó tras salvar la segunda y última baliza en el Castillo de San Cristóbal, para imponerse con un tiempo de 1:08.51; los lanzaroteños, pese a recortar diferencias, entraron a tres minutos y siete segundos de diferencia. Las dos tripulaciones encontraron vientos de dirección norte y fuerza 4,5 en la salida, así como mar con poca ola, condiciones que se mantuvieron hasta la entrada en el exterior del Muelle Deportivo, donde aparecieron varios roles de viento, bajando la intensidad.
Este histórico enfrentamiento -el cuarto- se remonta a la década de los años 60, cuando Porteño e Isla de La Graciosa se desafiaron en Lanzarote (1962) y Gran Canaria (1963), venciendo en ambas ocasiones el barquillo de la familia Toledo, construido en 1937 por Simón Morales.
En 2008, la Orden del Cachorro de Lanzarote, presidida por Marcial Morales, recuperó esta noble rivalidad entre bote y barquillo, y volvieron a ganar los conejeros. Las embarcaciones participan en sendas competiciones autóctonas, pero con cascos y velas de diferentes dimensiones.
Oliver Bravo de Laguna, patrón del Porteño dijo que fue más importante el acontecimiento y todo lo que ha rodeado este Desafío que la victoria. “Salimos bien y mientras superamos sin dificultad la primera baliza, ya vimos que ellos tenían problemas. Luego en la segunda del Castillo de San Cristóbal ellos buscaron como referente un viraje a tierra que no les sirvió de nada y ya nos fuimos tranquilos hacia la meta, encontrando vientos muy racheados pero sin mayor incidencia”.
Gerardo Toledo, patrón del Isla de la Graciosa, manifestó ha sido una experiencia para repetir: “Hubo un ligero mal entendimiento en la salida, pero luego no fuimos capaces de reaccionar. Conozco el campo de regatas porque he navegado en varias ocasiones como tripulante de los barcos cruceros, pero nunca con el barquillo y en la primera baliza al no conocer la zona debíamos haber ido más a tierra, y ese error nos costó la regata ya que al no haber acertado con la elección de la vela, sólo pudimos acercarnos, pero nada más.”
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